NIEVE TAN PURA
Nieve tan pura cuando del cielo viene y se posa,
Dulce y hermosa como una rosa.
Duele verla en el suelo por miles de pies pisoteada
Hasta que se mezcla con el barro de la calle enlodada.
Una vez fui pura como la nieve, pero caí.
Como un copo de nieve del Cielo al Infierno fui.
Caí para ser pisoteada y con la suciedad de la calle enlodada.
Caí para ser despreciada, escupida y molida.
Rogando—Maldiciendo—Con miedo de morir,
Vendiendo mi alma al que la quisiera comprar,
Rebajándome por un bocado de pan en mi triste suerte.
Odiando la vida y temiendo la muerte.
¡Dios misericordioso! ¡Qué bajo he caído!
Y, no obstante, una vez fui como la nieve hermosa.
Una vez fui bella como la nieve que has traído,
Con ojos cristalinos, el alma refulgente.
¡Una vez fui amada por mi gracia inocente,
Elogiada y buscada por el encanto de mi rostro!
Padre—Madre—Hermana—Todos:
A Dios y a mí misma fui perdiendo a medida que caía .
Aun el más miserable que a mi lado tiritando pasa,
Ahora se aparta para evitar mi cercanía.
Por todo lo que cargo sobre el alma mía,
Sé que no hay nada tan puro como la nieve hermosa.
¡Qué extraño que esta nieve hermosa Caiga sobre esta pecadora sin rumbo!
¡Qué extraño sería que cuando la noche llegara otra vez Que la nieve y el hielo golpearan y congelaran mi cerebro desesperado!
Desmayando—Helándome—Muriendo—Sola.
Demasiado descarriada para orar,
demasiado débil para que mi gemir
Sea escuchado en las calles de la loca ciudad
Enloquecida de alegría por la nieve que ve venir;
Vivo y muero en mi terrible desgracia
Teniendo por lecho y mortaja la nieve hermosa.
Indefensa y asquerosa como la nieve pisoteada.
¡Pecador, no te desesperes!
Cristo humillado baja para rescatar tu alma perdida en pecado,
Y levantar la a la vida y al gozo nunca imaginado.
Gimiendo—Sangrando—Muriendo—Por ti.
¡El Crucificado en el madero colgado!
Los susurros de su misericordia llegan suavemente tu lado.
“¿Hay misericordia para mí? ¿Oirá mi débil oración? ¡Oh Dios!
¡A la sangre que para los pecadores derramaste me acerqué,
Lávame, y más blanco que la nieve seré!”
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18).
Un mensaje del año 1870 para la juventud